La Navidad es una época idónea para la realización de regalos. Los niños esperan con ilusión la llegada de Papá Noel y los tradicionales Reyes Magos, que vienen cargados de presentes para aquellos que se han portado mejor a lo largo del año. Los juguetes siguen siendo los regalos más solicitados, frente a libros o ropa.
Tradicionalmente las niñas han sido agasajadas con muñecas, cacerolas, planchas o sets de cocina o limpieza, ya que lo más normal era que jugasen a las casitas, a que son mamás o a cuidar a los niños. Por otra banda, los niños tienen otros juguetes como los soldados, los héroes, los coches, las armas o las herramientas de trabajo. Los niños actúan por imitación de lo que ven de sus padres, asumen roles de lo que ven en casa, en el colegio, en la calle. Por eso las niñas imitaban las tareas del hogar en sus juegos porque es lo que veían hacer, hasta ahora, a sus madres. Del mismo modo, el padre era el único que trabajaba fuera y los niños imitaban esos trabajos y actitudes.
Afortunadamente, la sociedad actual ha cambiado en los últimos años; la mujer ha salido al mercado laboral y cada vez son más los maridos que colaboran en las tareas del hogar. Precisamente por ese motivo los padres deberían eliminar la presencia de actitudes sexistas, entre las que se encuentra catalogar los regalos como “juguetes para niñas” y “juguetes para niños”. No se trata de imponer nada ni de que ahora todos los niños tengan que jugar con muñecas y las niñas con coches: se trata de que los juguetes sean indistintamente empleados por ambos sexos. El que unos muñecos sean para niños y otros para niñas es algo aprendido, convencional, creado por la sociedad y su cultura. No hay que confundirse y pensar que este tratamiento es innato y natural de los niños.
Con el cambio social que se vive en estos días, los pequeños de la casa no pueden mantener los roles del pasado. Cuando una niña juega a las "casitas" no solo está pasando el tiempo, sino que está planteando un modelo de vida que quiere seguir; juega a ser mayor. En la actualidad no es cierto que una mujer se quede en casa encerrada cuidando de los niños y haciendo las cosas de la casa, sino que meritoriamente tiene acceso al mundo laboral. Por eso no podemos seguir manteniendo en la mujer ese papel de sumisión y dependencia de un hombre a través de los juguetes, porque los niños aprenden de nosotros y aprenden lo que les enseñemos.
De todos modos, es de destacar también que no se pueden hacer un cambio total en los juguetes antes de cambiar totalmente la sociedad. Para que la igualdad entre sexos sea algo más que una utopía hay mucho que avanzar. Como padres y educadores debemos enseñar a las nuevas generaciones unas actitudes de respeto hacia el sexo contrario. Los juguetes cumplen una importante labor en esta función; un niño no verá raro cambiar los pañales de una muñeca si ve que su padre también lo hace en la vida real. Lo más importante es que no tratemos diferente a los niños en función de los juguetes que elijan.